Por la cuenta que te trae, querrás saber quién soy. Aquí ves al que quebró tu vida, el qué quebrazó tus esperanzas, sueños y emociones.
Te dejaste quemar por un quequier, un malévolo quidam, por ese joven quijote, mi querida quillotra.
A ti, a quién quizá siga amando, a quién quizá pida su quebradizo corazón, que tantas veces me negó; y que cuando me puedas perdonar, quieras volver conmigo, querida mujer, querida amada, demando tu llegada.
Magnífico, Mario. Has logrado uno de los objetivos de este trabajo: enriquecer el texto con nuevas voces. Y tu relato rebosa esa riqueza léxica que convierte la lectura en un deleite.
ResponderEliminarY qué planteamiento más original el de tu historia, recogida en impecable estructura.
Buen trabajo.